24 jul 2009

Mis manos recorren a tientas la penumbra
Se entrelazan en su leve intensidad
Bailan con el espectro imaginario de su alma
Mueren en su cálida humedad.
Desnudas,
Misteriosas sombras pasan del anochecer a un amanecer de sueños,
Por un momento el crudo pensamiento cierra sus puertas;
La piel habla, ríe, sueña,
Las manos buscan un lugar que nunca encuentran,
El silencio se llena de espejismos
Y el salvaje hedor del cuerpo
Se hace bálsamo infinito
Nada sufre,
Nadie huye,
Una horda de placeres
Se abre a la interminable desnudez de los cuerpos que se funden
Se confunden
El suave movimiento,
El ansia terrible,
Los instintos violentos,
Los besos que deslizan sueños
Y buscan utopías.
Las manos sudorosas
Siguen recorriendo,
Buscando.
Los cuerpos, como trémulas gotas
Se unen para hacer un rio
Y entro en su océano de sombras
En su luz interminable
Navego en el intenso imaginario de su interior
Naufrago en sus senos,
En sus labios,
En sus sonidos de amar y no pensar
Y muero,
Sin sufrir,
Caigo en la muerte más feliz del cuerpo
En ella, con ella,
Muero
Para vivir.

3 comentarios:

la chica maravilla dijo...

Me alegra leerte de nuevo.
El poema estupendo.
Gracias por compartirlo.
Un abrazo!

Joice Worm dijo...

Un hombre que sabe leer su corazón y busca palabras para describir lo que siente, es un hombre especial.
Enhorabuena, Gonzalo!

Jesús Gutiérrez Pascual dijo...

"Tienes un buen blog. Pasate por el mío, y dame tu opinión como experto. Yo sólo soy un modesto y pobre aficioado a la poesia. El mío está en tu grupo de blogs, por la "J". Saludos. "Jesús Gutiérrez Pascual".